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22-09-2003

Serie Z Festival 2003, Jerez De La Frontera (Cádiz), 28, 29 y 30 d



Dedicamos un informe a la segunda edición del Festival Serie Z, con una línea musical muy marcada desde el año pasado, es decir, el llamado tópicamente "rock de alto octanaje", que en esta ocasión, ha resultado claramente mejorada.

Varios factores explican la sensible mejoría del evento andaluz. En primer lugar, la insistencia con cabezonería en un estilo que no es popular, que no está de moda, ni lo estará, y que en España pertenece a un ghetto de unos 4.000 fans, pues allí estaban todos. En segundo lugar, el privilegio que es tener a la vez en Jerez a pesos pesados como Radio Birdman y Thee Michelle Gun Elephant, cometas Halleys del rock que no serán avistados juntos por aquí (ni por nuestro euroentorno) en otros 75 años. Si a ello sumamos que uno podía tomar cervezas sin pedir antes tickets, ni aguardar colas; miccionar oportunamente, esta vez en baños; pillar buen tema (me refiero a discos, camisetas, chapas) y, terminados los shows, acercarse a una carpa hasta que el cuerpo aguantara, con Turbonegro, Sonics, AC/DC o Sweet de fondo; la conclusión es que el Z rula, y hasta se puede perdonar a la organización que Georgia Satellites pasaran al heavyviernes o que The Distraction no aparecieran el sábado por el escenario, que dicho sea de paso, tuvo un sonido perfecto. (Alfonso M. M.)

JUEVES 28

Lords Of Altamont tocaron a la luz del día su garaje con Farfisa y aspiraciones NY Dolls. No es que el escenario les viniera grande, pero parecen un grupo de garito. Texas Terri es un estudiado cóctel de Stiv Bators e Iggy Pop, y encima es una chica (?), con lo que debería resultar sexy. Todo lo contrario: pega saltos, chilla, se deja el alma, pero no tiene gracia alguna. Su banda es buena, pero las canciones, mediocres. Terminó enseñando las tetas mientras aullaba "I Got A Right" y "I Wanna Be Your Dog" de tío Iggy, y "Sonic reducer" de papá Bators. Aprobada, por su voluntad de satisfacer. Todo el carisma que le falta a Terri le sobra a Jason Ringenberg, incendiario vaquero hace 15 años que hoy desgrana con gran clase e ilusión, junto a los Nashville Allstars, rock tradicional y country, echándose en falta a los Scorchers cuando intenta coger velocidad ("White Lies", "Broken Whisky Glass"). Muy bien y sin asomo de nostalgia, pero en cualquier caso, aperitivo del azote japonés conocido como Thee Michelle Gun Elephant. Que eran grandes en Japón, ya lo sabíamos. A partir de la 1.30 del viernes 29 de agosto, lo son también en Occidente. Sus maneras de estrellas, su pose yakuza, en resumen, su imponente presencia en escena, todo ello es secundario cuando empieza su actuación a los sones de "West Cabaret Drive", brutal pieza de cinco minutos marcada al ralentí por el bajo, subrayada por la guitarra, y que explota a los berridos de Yusuke Chiba en un esquema que repiten sin problemas ("G.W.D.", "Pinhead Cramberry Dance"), ya que el secreto está en un sonido seco y cortante, a la vez que expansivo y grandioso, entre la saga Billy Childish y los Who, sólo por dar una idea aproximada, porque esto hay que oírlo (y verlo) para creerlo. (Alfonso M. M.)

VIERNES 29

Bummer fueron los encargados de abrir el viernes. Afrontaron el calor con humor y ofrecieron un show intenso. Les siguieron Sin City Six, y pudimos comprobar que Rusty –su nuevo cantante– parece ya casi completamente acoplado al combo malasañero. Los japos Savoy Truffle estaban llamados a ser una de las sorpresas del festival. No defraudaron con su impresionante concierto y con un sonido que transportaba mentalmente a la Alabama de comienzos de los 70, como si estuviésemos disfrutando de un show de los Allman Brothers. Pese a sus peinados a lo Spinal Tap, los Heart Of Georgia Satellites convirtieron el recinto en una fiesta, tal y como habían hecho meses antes en los clubes de nuestra geografía. Dan Baird es siempre sinónimo de calidad y diversión. Tras ellos, Junkyard salieron a demostrar que en los ochenta eran punto y aparte dentro de la manada sleaze. Sin maquearse, y con algunos kilos de más, estos infravalorados veteranos dieron un señor concierto con un sonido guitarrero que tuvo mucho más que ver con el punk que con Guns N' Roses. Los Quireboys no lo tenían fácil para superar a los americanos, pero se metieron al público en el bolsillo con su rocanrol vacilón. El show fue más que digno, aunque, sin duda, sobraron esos "momentos mechero" que a más de uno nos provocaron vergüenza ajena. Y llegó el turno de Twisted Sister. Con la pirotecnia preparada y después de haber arrasado con el maletín de la Señorita Peppis, los neoyorquinos saltaron a las tablas con ganas y un sonido robusto. El suyo fue un show que no pasó por alto ninguno de los himnos de la banda y dejó extasiados a todos los fans que allí se congregaron. Cumplieron incluso con las expectativas más optimistas y, por fortuna, no se repitió el patético fraude que Hanoi Rocks perpetraron doce meses antes. Eddie Ojeda (peluca incluida) ejerció de intérprete con su simpático castellano heredado de sus abuelos, y, por más que duela a algunos, "We're Not Gona Take It" se convirtió en el momento más coreado del Z 2003. (J.F. León)

SÁBADO 30

Con Nuevo Catecismo Católico terminando, al menos pudimos comprobar su vena más punk, que no desentonó para nada con lo que vino después. Cherry Valence, también de día, ofrecieron su especie de hard rock con tendencia a dispersarse, pero lejos de aburridas jams, entretuvieron. Los Hydromatics echaron mano del pasado en lugar de atacar su repertorio propio, y pese a muchos problemas técnicos, se agradeció ver a un Scott Morgan entregado a los acordes de "City Slang". Con Nine Pound Hammer, llegó lo mejor del día: una tunda de punk rock a piñón fijo, con guitarra Black-Decker y frontman gordo, campechano y muy expresivo. Diez años después, siguen igual, lo que en su caso, es el mayor elogio que podemos hacerles. Que aprendan los Supersuckers. Los Hellacopters están confundidos: en camino de convertirse en "populares", les ha dado por utilizar todos los trucos baratos del rock (o más bien del heavy), algo que molesta si se es mayor de edad. Tocaron grandes canciones ("You Are Nothing", "Soulseller"), pero cada vez que el show despegaba, metían un parón, ya para lucimiento de los guitarristas, ya para meter el pianito, y así se cargaron hasta "Search And Destroy". Artificiales, sobre todo al tocar entre Nine Pound Hammer y Rob Younger. Radio Birdman llevaban 25 años sin actuar en Europa, lo que amenazaba con convertir la reaparición en ejercicio de nostalgia para ellos y nosotros. En parte fue así: sin canciones nuevas, interpretaron todos sus "éxitos" ("Aloha Steve & Danno", "New Race", "Smith And Wesson Blues", "Murder City Nights"), con una banda en plena forma y grandes momentos. Pero lo que definitivamente les hace únicos es Rob Younger, líder (?) de carácter retraído que entró en trance desde el minuto uno hasta que tras dos largos bises, quebrando la voz en "You're Gonna Miss Me", se despidió deshecho. Ausente, ajeno al público y a sus compañeros (Deniz Tek era el portavoz), Younger nos hipnotizó con sus particulares movimientos, entre epilépticos y amanerados, siempre elegante, ganándose el podium de un gran Serie Z, junto a TMGE y Nine Pound Hammer. (Alfonso M. M.)

RADIO BIRDMAN VISTOS POR TRES DE NUESTROS COLABORADORES

Hemos pedido a tres amigos un breve texto sobre la actuación de la leyenda australiana, plato fuerte del Serie Z. He aquí lo que nos han escrito, que complementa lo ya comentado por Alfonso M. M:

Radio Birdman estuvieron correctos, sin más. Probablemente, ofrecieron lo máximo que uno puede esperar de una reunión de estas características, de un nivel superior a otros retornos que hemos padecido últimamente, pero muy lejos de lo que pudieron dar de sí en su momento dulce. Disfruté bastante al inicio del concierto, para caer en cierto tedio a medida que el físico de Rob Younger fue decayendo y terminar un tanto aburridete. Entiendo que el show descansó en Deniz Tek y en la actitud de Younger mientras le aguantó el fuelle, en un repertorio glorioso y en el corazón de entregados fans de los asistentes, capaces de dejar de lado unas cuantas cosas cuando menos discutibles. Al final, y a pesar de haber disfrutado en algún momento, me quedó cierta desazón ante lo visto, aunque insisto –estoy convencido– en que esperar más era poco prudente. (Eduardo Ranedo)

Salieron Radio Birdman con menos pegada que AC/DC tocando con xilófonos. Pero una vez superados los nervios (ese Deniz Tek gateando en busca de su púa), las canciones del grupo tuvieron sobrada entidad y categoría como para encender al más escéptico. Tek estuvo inmenso. (Álvaro González)

Sinceramente, no puedo entender a quienes vieron frialdad en el show de Radio Birdman o quedaron decepcionados con el mismo. Es evidente que no están al nivel que tenían en el 78, pero desde la primera fila disfruté intensamente de su concierto, gracias a un repertorio impecable ejecutado con precisión y sentimiento. Deniz Tek y Chris Masuak intercambiaron riffs y punteos, y Rob Younger demostró que todavía es gran frontman. Con los bises, llegaron las versiones y el recuerdo a Lennon, Blue Öyster Cult y 13th Floor Elevators. Z, gracias por hacer realidad el sueño de muchos, entre los que me incluyo. (J.F. León)

Fotos: Lydia Rocket Girl

Autor: Sonic Wave Team

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